Proyecto de atención integral para niños huérfanos en Etiopía
ETIOPÍA, 2019 · Jangela solidaria -Médicus Mundi
En colaboración con Jangela solidaria -Médicus Mundi.
Los niños a los que pretendemos ayudar han perdido a sus padres, principalmente como consecuencia de la guerra con Eritrea y del SIDA. Solo en Etiopia se estima que en 2005 hay un total de 650.000 huérfanos a causa de esta enfermedad
Según estimaciones de 2.005, en Wukro, que cuenta con una población de 33.000 habitantes, hay aproximadamente 1.500 niños y niñas huérfanos, de los que el 61% son menores de 15 anos y el 10% está sin escolarizar. En ocho de cada diez viviendas la renta mensual es menor de 30 birr (3€).
El promedio de niños y niñas huérfanos por casa es de 2,3. Cada uno de los hogares esta bajo el control del hermano o hermana mayor, cuya edad puede oscilar entre los 14 y 20 anos.
El nivel de equipamiento de las viviendas es muy escaso, ya que la mitad de ellas no dispone de ninguna cama y en seis de cada diez hay solo una manta. Asimismo, solamente una de cada cuatro casas tiene agua entubada y una de cada cinco, acceso a letrinas.
Se estima que la menos un 90% de los niños y niñas sufren de malnutrición. Esta lacra repercute gravemente en el desarrollo económico y social de las poblaciones afectadas, al contribuir a los altos índices de morbilidad y mortalidad, y, especialmente, al retraso en el desarrollo mental de la población infantil.
Las principales causas de mortalidad hasta los cinco anos de edad son las enfermedades respiratorias agudas, las diarreas, la tuberculosis y el sarampión. Aproximadamente en la mitad de las muertes, la malnutrición juega un papel determinante; es decir, que si esta malnutrición fuera erradicada, la mortalidad infantil seria mucho menor.
Así mismo, entre el 1 y 2% de la población infantil que sufre malnutrición presenta cuadros clínicos graves. Y estos son solo la punta del iceberg, ya que la mayoría de los afectados únicamente muestran como signo visible un grave retraso en el crecimiento, que suele contraerse en los dos o tres primeros años de vida.
A esto se le ha llamado la «malnutrición invisible». Se ven niños aparentemente normales, que juegan y corren, dando la sensación de estar libres de enfermedades importantes